Tomando como hilo conductor una imagen daoísta del siglo XIX, grabada en el muro de un templo de Beijing, el autor, maestro de Qigong y experto en Daoísmo, nos guía a través de la anatomía imaginaria empleada por los antiguos meditantes para ilustrar las transformaciones psicofísicas de las técnicas energéticas tradicionales, usando un lenguaje poético y repleto de símbolos. Tres años de investigación y recopilación de datos, han dado como resultado esta obra única en su género.
Un libro absolutamente imprescindible para todas aquellas personas interesadas en la meditación, las artes de la energía interior (Qigong, Taijiquan), la medicina tradicional china y el simbolismo oriental.
La Ilustración del Entramado Interior (Neijing tu) es una de las representaciones pictóricas más fascinantes del cuerpo humano tal y como se lo visualiza en la tradición daoísta china. Es una imagen especialmente rica en simbolismo y sutileza interpretativa, en comparación con otras figuras surgidas en el seno del Daoísmo a lo largo de la historia. Los delicados procedimientos psicofísicos están claramente definidos en esta figura, que desgrana las distintas etapas de la práctica contemplativa de manera artística, mezclando imágenes y versos, que deberán trabajar sobre los diferentes niveles de la conciencia del estudiante.
SUMARIO
CAPÍTULO 1
Introducción: El jardín
CAPÍTULO 2
Comprender el lenguaje daoísta
El Dao como fundamento del Neijing tu
CAPÍTULO 3
La alquimia interior (neidan)
CAPÍTULO 4
¿Qué representa el Neijing tu?
CAPÍTULO 5
Origen histórico del Neijing tu
CAPÍTULO 6
Significado del nombre Neijing tu
CAPÍTULO 7
Fuentes de la ilustración
CAPÍTULO 8
Los tres tesoros
CAPÍTULO 9
Dantian: los campos del elixir
CAPÍTULO 10
La órbita microcósmica
CAPÍTULO 11
Las tres barreras
CAPÍTULO 12
Los tres carros
CAPÍTULO 13
Erigir los fundamentos
El trabajo de los cien días
CAPÍTULO 14
Sobre la traducción e interpretación del Neijing tu
CAPÍTULO 15
Parte inferior
CAPÍTULO 16
Parte central
CAPÍTULO 17
Parte superior
CAPÍTULO 18
Inscripción de Liu Chengyin
CAPÍTULO 19
A modo de conclusión